Who is it that you love? (Short Story)

By the time I woke up, the sunlight coming through the window had been replaced by the ones from the moon and the city, and I could hear the sound of the traffic outside. Suddenly I felt a hand caressing my back, making me shiver.

Of course he knew I was awake.

With a smile on my lips I turned around, making sure to bring the sheets to cover my tanned skin.

—You still don’t want me to see you? After what we just did?— He asked hoarsely, obviously he hadn’t been awake that long either.

—Really? You just asked me that?— I replied with another question, adding a playful tone. Before I could even process it, Tom came on top of me with an agile movement, supporting his weight with his knees and pinning me down in the process.

—Alright then, Mrs. Cliche. What am I supposed to do know?— With each word that came out of his mouth he got a little closer. My mind on the other hand was thinking about a good answer.

—Well, if this was one of those romantic comedies that you hate so much, you would probably tell me now why you love me, and give me a kiss for each reason.— I was pretty satisfied with my answer, that was what usually happened in those movies and I really wanted to know what he was going to say.

He seemed to think about it for a moment, the longest one if you asked me, but finally his brown eyes met my black ones while smiling. —Okay…— He started, but paused a second to clear his throat. Now he seemed nervous and I thought it cute, so I started passing my fingers through his brown hair. —I think I love you because you’re you.—

—Mmm… Okay?— I said when I realized he was done as soon as he started. He noticed my confusion, and chuckled.

—Jade, listen. What I mean is that I don’t love you because of how you wrinkle your nose every time you’re  skeptical about something, just like you’re doing now.— I relaxed my face as soon as he said it, not realizing that I was doing it. He laughed again and gave me a little kiss before speaking again. —I don’t love you  because of how you’re always questioning everything, or because of that mark on your shoulder that is, strangely, too symmetrical. Neither because of how you chuckle when you’re trying to be romantic because it makes you nervous. None of that matters to me, I love you because you’re you.

I just stared at him while he was talking. Even when he finished I wasn’t sure how to answer.  While he was telling me those things that I knew meant to be romantic, all I could think of was a question that kept popping into my head, refusing to be ignored: Who was I, if not all those things combined?

Right there, inside that intimacy bubble that surrounded us and where there wasn’t any secrets nor hidden intentions, I understood this wasn’t right.  He knew me, yes, there was no doubting that. But did he truly love me?

Whatever little I had learned about love, all I knew is that this wasn’t it.

 

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Cuando me desperté, la luz del sol que se colaba por la ventana ya había sido reemplazada por las de la luna y la ciudad. A lo lejos podía escuchar los coches acelerando y tocando el claxon para abrirse paso entre los demás. De repente sentí una mano acariciar la longitud de mi espalda, dándome un escalofrío.

Por supuesto que sabía que estaba despierta.

Con una sonrisa me di la vuelta, asegurándome de traer la sábana conmigo para que mi piel bronceada no quedase descubierta.

—¿Después de lo que acabamos de hacer todavía te da vergüenza que te vea?— Preguntó con la voz algo ronca, se notaba que tampoco tenía mucho tiempo despierto.

—¿En serio me acabas de preguntar eso?— Le respondí con otra pregunta, agregándole un tono juguetón. Antes de que pudiese siquiera reaccionar,  Tom se había subido sobre mí con un movimiento ágil, soportando su peso con sus rodillas a mis costados, y inmovilizándome en el proceso.

—De acuerdo, señora de Cliché. ¿Qué se supone que debería hacer ahora entonces?— Con cada palabra que salía de su boca se acercaba un poco más, pero mi mente estaba entro sitio completamente, intentando decidir como responderle.

—Bueno, si ésto fuera una de esas comedias románticas que tanto odias, probablemente me dirías porque me amas, y me darías un beso por cada razón.— Estaba bastante satisfecha con mi respuesta, eso era lo que usualmente pasaba en esas películas y de verdad quería saber lo que diría,

Pareció pensarlo por un momento, que pareció eterno si me lo preguntaban a mí, pero finalmente sus ojos marrones encontraron los negros míos mientras sonreía. —Okay…— Empezó, pero pausó un momento para aclarar su garganta. Ahora estaba nervioso y debía admitir que me parecía encantador, por lo que empecé a pasar mis dedos entre su cabellera castaña. —Creo que te amo porque eres tú.—

—Mmm… Okay?—Le dije en cuanto me di cuenta que había terminado tan pronto empezó. El se dio cuenta de lo confundida que me había dejado y se echó a reír.

—Jade, escucha. Lo que quiero decir es que no te amo por la forma en que arrugas la nariz cuando estás escéptica acerca de algo, justo como estás haciendo ahora.— Relajé mi rostro en cuanto lo dijo, hasta ese momento no me había dado cuenta que lo estaba haciendo. El volvió a reír y depositó un pequeño beso en mis labios antes de continuar. —No te amo porque siempre estás cuestionando todo, ni por esa marca en tu hombro que es, extrañamente, demasiado simétrica. Tampoco te amo por como te echas a reír cada vez que intentas ser romántica, por lo nerviosa que te pone. Nada de eso me importa, yo te amo por ti.

Mientras hablaba, solo pude mirarlo. Incluso cuando terminó no estaba segura de como responder a eso. Mientras me daba ese discurso que sabía pretendía ser romántico, solo una pregunta rondaba por mi cabeza, negándose a ser ignorada: ¿Quién era yo entonces, sino la combinación de todas esas cosas?

Justo ahí, en esa burbuja de intimidad que nos rodeaba, donde no habían secretos ni intenciones ocultas, comprendí que ésto no estaba bien. Me conocía, sí, de eso no había duda alguna. ¿Pero de verdad me amaba?

De lo poco que había aprendido del amor, solo estaba segura de que no era ésto.